Caramelos per tutti mondo.
Viendo que los dias sin escribir se nos acumulan debido al cansancio y a la dificultad para encontrar ordenadores o wifi, vemos conveniente hacer un pequeño resumen de la region del Rajasthan. Ademas, hacer n apartado para cada ciudad quizas no merezca la pena de la misma forma que Delhi o Pushkar.
De Pushkar, Gitu, nuestro conductor, nos llevo a Jaypur, una ciudad bastante mayor y por lo tanto mas agobiante y con menos encanto. Conforme pasan las ciudades, podems decir que nos excedimos en el numero de dias en Delhi. Las grandes ciudades acumulan sorprendentemente mayor densidad de mierda, de gente atosigandonos con sus "alo ser, veri gud cualitis" que chapurrean a ritmo caribeño mientras te intentan sacar un ojo con pulseras que inicialmente venden a 100 rupias y sorprendentemente si les das 20 se conforman.
Creo coincidir con un pensamiento que oimos de un español al que conoceriamos mas tarde en Orcha. "Al principio me molestaba el puto calor, luego las putas moscas, y ahora los putos indios." De la misma forma en la que un manotazo no hace que una mosca deje de venir, los indios te intentan vender una botella de agua aunque lleves tres en una mano, una camiseta que ponga "no quiero agua" y estes gritandole que no quieres nada y que por favor, no te vuelva a hablar.
Mucho mas agobiante es el concepto de "soy tu guia aunque no quieras". Incluso si te niegas a decirle una sola palabra en ingles, cada vez que nos bajamos de un tuk tuk o un coche, inmediatamente, al menos un individuo, se pega al grupo y decide acompañarnos hasta la puerta de cada tienda. A poder ser, evidentemente, las tiendas que el elija, de sus amigos, primos, conocidos, alguien con el que se sentaron juntos un dia en el metro... Tienen un motivo bastante grande, y es que una regla no escrita pero seguida a rajatabla en la India, es que el que trae turistas, se lleva un 20% de comision. Algo que nos ha traido mas de un dolor de cabeza, ya que si en una tienda creen que nos acompaña alguien, nos cobran mas de la cuenta.
En conjunto, podria definir la actitud del pueblo indio como un cepo atosigante para turstas, lleno de moscas. Es evidente que no todo es asi, e inmediatamente pienso en los niños que se ponen nerviosos al vernos, una mezcla de impresion y miedo.
En cuanto crecen unos años, muchos parecen volverse medio idiotas, un poco como en todo el mundo; y el "Namaste" que timidamente nos susurran de crios se torna en un berrido carente de sensibilidad y buenas intenciones que solo busca ofender, a su manera, al visitante que llega de fuera con todo su dinero y hace fotos de la pobreza en la que estan sumergidos.
Cansados de los mercadillos de turistas, decidimos ver una pelcula en el cine. Por la tarde solo proyectaban una: Cocktail. Fuimos buscando un musical tradicional, con saris y folklore, y nos encontramos con una copia barata de Vicky Cristina Barcelona, una comedia romantica al mas puro estilo Hollywood con una trama digna del peliculon de Telecinco.
Quiero señalar que uno de los momentos estelares (a juzgar por las risas del publico, que nos permitia adivinar las bromas en hindi) fue cuando el protagonista, una especie de macho men indio, realiza su parte del musical con los pantalones bajados y enseñando el culo a camara. Motivos? Ninguno. Resultado? Escalofriante. Parece que la formula triunfa en la India, ya que la pelicula es anunciada constantemente en la television india. Os pido encarecidamente que busqueis videoclips de aqui en youtube. Seguramente encontreis que todo, absolutamente todo, esta copiado ya. Estas viendo un grupo de indias bailando con saris, el vestido tradicional; mientras cantan con esas voces estridentes, y de la nada, surgen las bailarinas de Destination Calabria perreando a camara. Creo que Occidente deberia asumir parte de culpa e impedir que lacras como el regueton lleguen hasta aqui.
De camino a Agra, realizamos una parada en el Fuerte de Amber, una de esas maravillas indias donde podria rodarse una pelicula sobre la Ciudad Prohibida. Monos correteando por las almenas rematan la sensacion de formar parte de algo atemporal, algo prohibido.
Como en cada ciudad, nos intentaron timar y esta vez lo consiguieron. El caro paseo en elefante subia hasta el fuerte y nos obligaba a bajar caminando lo cual no resultaba demasiado apetecible, teniendo en cuenta la humedad ardiente que te cubre la piel y te llena los pulmones. Sorprendentemente, el hombre de la tienda nos ofrecio unos elefantes "no oficiales" (no los de gobierno) que por el mismo precio nos llevaba "up and down". Hasta el fuerte y vuelta? Sisisi, nos dio una vuelta "up and down the village" segun nos aclaro al volver. Los 10 minutos de bamboleo incesante sobre un elefante indio mas caros de la historia.
Encadenados en las cuadras, con un spacio minimo, la cara pintarrajeada y golpeados sin ningun miramento por sus jinetes, desconozco si los organismos internacionales de proteccion de animales prestan atencion a esto o se limitan a aconsejar que no se golpee con el dedito en las peceras.
A la mañana siguiente, en Agra, pudimos disfrutar del TajMahal, una mole imensa de marmol conocida hasta la saciedad por todos y que a algunos sorprendio gratamente. Otros estabamos mas atentos a los monos que poblaban los descuidados jardines de la entrada.
En Orcha conocimos la version light del monzon, y los mosquitos que trae consigo. El calor permite ir en tirantes bajo la lluvia, bajo la siempre estupefacta mirada de los habitantes. Aqui vimos nuestra primera cucaracha, animal al que con el tiempo, vas cogiendo cariño. El baño del hotel era propicio. Al igual de la gran mayoria, el regente considera que la higienees para los debiles y las caquitas del lagarto (no acierto a adivinar exactamente que es) flotan sobre una capa de lo que quiero pensar que es agua, suficientemente profunda como para que las chanclas no supongan una ventaja real.
Mataria por un vater limpio, una ducha caliente, o al menos, una ducha en el sentido occidental, no un grifo en medio del baño que se ocupa de aumentar la capa de fluidos del suelo. Espacioso y con encanto.
Por ultimo, visitamos Khajuraho, pueblo pequeñito, el gran y definitivo asalto entre turistas y timadores. Los hoteles se apilan en una pequeña calle, abarrotada por hombres y niños, sin ninguna otra ocupacion que esperar a que salgas. Vuelan gritos, recomendaciones, ofertas de verigud cualitis mai fren. Con el tiempo hemos ido desarrollando la habilidad de entender este extravo dialecto, mezcla de ingles, checo y acento de Matalascañas. Sorprende como alguien con el ingles de la ESO suspenso se haria entender mejor entre tanto "helo, ail tei yu everiver yu van". Lo cojonudo es que entre ellos entienden este parloteo perfectamente, de hecho hindi al 100% se escucha poco. Normalmente se incluyen expresiones del tipo: "O mai got" o "Ai can belif yu", que absolutamente todos pronuncian igual.
Pero si Khajuraho es conocida, es por sus inmensas plantaciones de marihuana, prohibida en el pais, pero vendida en cada esquina. "Mas barata que hashis" nos aseguran. Para que os hagais una idea, un gramo de maria sale a unas 100 rupias, que no llega al 1,50 euros. Sale mas caro fumarse un cigarro que un porro, conclusion que pondria rapidamente en alerta a varios bares de Oviedo.
Da igual que les digas que no fumas, que eres alergico, que tu religion te lo impide, que ya llevas dos fardos y que no quieres mas, que eres de la secreta... Te susurran el "smokin, gud cualitis" con la misma delicadeza que el estornudo de un camello.
Por otra parte, en esta ciudad del pecado, esta Vegas india, esta Marina D'Or, tiene un templo que representa una contradiccion en el ambiente prohibitivo y puritano indio. El templo del Kamasutra tiene de provocativo el nombre y tres, cuatro grabados representando situaciones sexuales poco creibles a juzgar por el numero de participantes, posturas y formas femeninas, que distan bastante de lo que dejan entrever los saris. Llamadme esceptico, pero veo dificil una orgia desenfrenada en el pais que se escandaliza por un tobillo descubierto.
Me resulta curioso que las unicas indias que enseñan trpa, son aquellas cuyas delicadas tripitas exceden la capacidad del sari. Algo bastante habitual, ya que al parecer, como joyas llevan todas (aunque no tengan ni para ducharse), las ricas muestran su opulencia alcanzando tamaños insospechados. Y cuando digo ricas, digo que tengan dinero para comer.
Siguiente destino, Varanasi.

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